Eran tiempos revueltos en las tierras incas, aquellas que un tiempo sostuvieron un imperio floreciente, a fines del siglo XVIII, la opresiòn y el sistema feudal insostenible del virreinato español sobre las colonias, han ido amargando la sangre y aumentando la sed de justicia y libertad de los criollos, mestizos y nativos.
Aparte del empobrecimiento del país por un sistema ya caduco, puesto que en Europa, emergía el capitalismo como nuevo sistema, sin embargo, España desangra las tierras de sus colonias, manteniendo a sus pobladores en estado de cuasi esclavitud.
Corre el año 1774, y en Potosí, Alto Perù, nace Manuel Ascencio Padilla, quien será un gran referente en la lucha por la independencia en aquellas tierras. Habiendo presenciado durante su infancia, las terribles derrotas de las sublevaciones indígenas por parte de las fuerzas realistas, en una intento de recuperar su libertad e identidad, va creciendo y alimentando ese espíritu aguerrido y de libertad que le ha caracterizado, simpatizando con la causa, ya que la familia Padilla mantenía estrecha relaciòn con los indios por sus negocios.
Mientras en Chuquisaca, una de las ciudades principales del Virreynato del Rio de la Plata, Don Matías Azurduy, criollo, casado con Doña Eulalia Bermùdez, son padres por segunda vez , de una niña, quien reemplazaría el vacío dejado por la muerte prematura de su primogènito, corre el año 1780.
Doña Eulalia era una
"chola", quien al casarse con Matìas Azurduy, asciende socialmente pudiendo disfrutar de una situaciòn económica holgada, ya que este, poseìa bienes y propiedades. Chuquisaca, es una ciudad socialmente estratificada, en ella econtramos a la aristocracia blanca, quienes alardeaban de su orígenes nobles de Europa a los "cholos" que mendigaban en las calles o subsistían trabajando en las casas de los blancos.