Para documentar su novela Hacia la luz (Espasa) la escritora Care Santos se entrevistó con una treintena de personas que habían protagonizado experiencias cercanas a la muerte (ECM). Recientemente ha publicado Bel, amor más allá de la muerte (Ediciones SM), una obra en la que también aborda la temática de la Innombrable. MÁS ALLÁ la ha entrevistado para conocer algunos de esos inquietantes testimonios.
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MAS ALLA DE LA CIENCIA
Care Santos nació el 8 de abril de 1970 en Mataró (Barcelona). Estudió Derecho, pero desde muy joven trabajó como periodista, primero en el hoy desaparecido Diari de Barcelona y más tarde en varios medios nacionales y algunos extranjeros. Desde hace años ejerce como crítica literaria en El Cultural, suplemento del diario El Mundo. En 1992 fundó la Asociación de Jóvenes Escritores y ha impartido talleres literarios. Como escritora ha ganado numerosos premios. Su última novela para público adulto, Hacia la luz (Espasa), está basada en las vivencias de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM).
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Cuando se entrevistó con personas que han tenido ECM (MÁS ALLÁ, 141 y 181), ¿cuál era su estado de ánimo al hablar de sus experiencias y qué le transmitieron?
–Lógicamente, no era homogéneo. Había gente muy abierta a quien no le importaba hablar del tema, incluso pormenorizar, y otros que no deseaban hacerlo en absoluto. Desde que empecé a realizar las entrevistas como parte de la documentación previa a la escritura de la novela, pensé que debía ser respetuosa al máximo con sus necesidades y sus peticiones. Siempre intento serlo con las personas que entrevisto antes de comenzar a escribir, pero en este caso manejaba material sensible y traté de ser muy consciente de ello. Claro que también encontré a personas que tenían grandes deseos de contar su experiencia.
–¿Les quedó después miedo a la muerte?
–En eso todos coincidían: su percepción de la muerte había cambiado. Tras vivir una ECM la muerte ya no constituye una amenaza, sino una meta placentera a la que no tiene sentido temer. Muchos de ellos se habían hecho incluso creyentes después de la experiencia.
La muerte busca su momento
–¿Es cierto que la mayoría, en ese estado, no quería volver?
–Encontré de todo, incluso una mujer que discutió con el ser de luz que encontró al final del túnel porque ella deseaba volver con todas sus fuerzas para atender a sus hijos pequeños y él no lo creía conveniente. Finalmente, regresó –según me dijo– tras pactar con ese ser poderoso, tras llegar a un trato.
–¿En qué lugares se producen? ¿Suelen ocurrir en los quirófanos, a raíz de accidentes, en la cama...?
–La muerte nos puede sorprender en cualquier parte, obviamente. También las ECM. Entrevisté a más de 30 personas: había quienes habían sufrido accidentes de tráfico; quienes habían tenido complicaciones en un quirófano o quienes habían contraído un virus rarísimo que les había conducido al coma en cuestión de horas. Abundaban las experiencias en los hospitales, pero también había casos de personas que las habían experimentado sin salir de su cuarto, en su propia cama.
–¿Entre sus entrevistados hubo quien tuvo, además, una experiencia fuera del cuerpo (extracorpórea) y llegó a comentarlo después con testigos que en ese momento lo daban por muerto?
–La escena inicial de la novela se basa en la experiencia de una de mis entrevistadas. Entró en coma por una alergia a la anestesia. Le habían practicado una cesárea para que naciera su hija y durante la ECM conoció a un niño que dijo ser un hermano suyo que había muerto antes de que ella naciera. Nunca nadie le había hablado de ese hermano. Cuando regresó, se lo preguntó a su madre y entonces supo que era cierto: sus padres habían tenido otro hijo y había muerto antes de que ella viera la luz. Aquello me impresionó tanto que decidí abrir la historia con este caso, realmente impactante.
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Son siempre familiares los que les esperan al Otro Lado? Tengo entendido que a veces ven a la Virgen, a Dios... ¿Los ven o los sienten?
–Según los testimonios que he recogido, es más común encontrar una presencia digamos divina que a sus familiares. Muchos de mis entrevistados coincidían en decir que al final del túnel –algunos al comienzo– encontraban un ser de luz. Algunos veían directamente a Jesucristo o a Mahoma. Otros no podían precisar su identidad, pero sabían que era un ser superior que estaba allí para guiarles y conducirles. Sin embargo, entre los no creyentes es más común la presencia de personas conocidas por ellos: el marido muerto años atrás, el padre... pero a menudo estas visitas se reciben durante la agonía y no durante el coma o la ECM. Me pareció que hablaban de una especie de zona intermedia, una línea de sombra entre la frontera de la vida y la muerte en la que es posible encontrarse con los seres queridos que nos precedieron en el Más Allá. Personalmente, es una idea que me agrada mucho más que la del ser de luz o la de Mahoma dándome la bienvenida. Pero, claro, yo soy atea.
La zona de sombra
–¿En alguna ocasión antes de la ECM alguno de ellos había protagonizado alguna experiencia paranormal o que no tuviera explicación científica?
–Los sueños también forman parte de esta zona de sombra entre el mundo de los vivos y los muertos. De hecho, hay muchas culturas que consideran los sueños un territorio de los muertos a través del cual pueden visitarnos y aconsejarnos (o amenazarnos, aunque apenas encontré experiencias negativas). Entrevisté a varias personas que habían soñado con personas muertas antes de saber que habían muerto. Y también a algunas que a través de los sueños habían resuelto cuentas pendientes con sus seres queridos fallecidos.
–¿En qué creen o creían?
–Así como en la presencia del ser de luz sí era importante tener en cuenta las creencias de cada cual, en lo que respecta a los sueños no había paralelismos. Tanto creyentes como no creyentes habían tenido este tipo de experiencias.
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Se especula que cuando “ven” pasar su vida como en una película retrospectiva están supuestamente siendo sometidos al Juicio Final, en el que ellos mismos valoran el comportamiento que han tenido a lo largo de su existencia. ¿Les quedaba el recuerdo de lo que habían hecho bien o mal?
–Solo una persona me habló de eso y recuerdo que me llamó la atención, porque es uno de los tópicos que se repiten con más frecuencia. Dijo que había visto su vida resumida en unas pocas escenas y que le había quedado muy claro qué era importante y qué no.
-Cuando hablan de la vuelta a su cuerpo, ¿qué explican?
–Me impresionó mucho el caso de una chica de 18 años que no deseaba morir y que para regresar decidió pensar en el chico del que estaba enamorada. Pensó en todo lo que tenía pendiente con él, en lo que aún no habían hecho. Regresó después de tres paros cardiacos.
–¿Sabe si se les da la opción de regresar o quedarse?
–Tuve noticia de varios casos en los que se les había invitado a quedarse y ellos decidieron regresar.
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