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El fin era corroborar la causa de su muerte mediante un estudio criminológico con técnicas pioneras del siglo XXI, muy al estilo CSI. Ya que si bien se sabe que murió tres días después de sufrir un atentado, otras corrientes afirman que muriò en el acto.
El Gral Prim, fue abordado por dos carruajes en la calle del Turco de Madrid (hoy Marqués de Cubas) , el 27 de Diciembre de 1870, y fue herido por disparos en la mano y el hombro. Si bien llegó a su casa, fue atendido por médicos quienes no revelaron gravedad en las heridas. Pero el 30 de Diciembre, muere supuestamente por una extraña infección de esas heridas. Los asesinos jamás fueron encarcelados.
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El equipo de investigación, decidieron sacar las ropas de la momia para examinar con precisión el cuerpo, cual es la sorpresa que se encuentran con tres frascos, ubicados debajo de cada axila y el tercero en la entrepierna con un líquido y quizás órganos en su interior. Formado un triángulo.
Delfín Delain, del equipo de investigaciòn, ha comentado que no saben exactamente cual es el mensaje de esto, pero siempre se ha sospechado que el Gral. Prim era masón y ser un rito de embalsamiento ó algún mensaje para una posterior investigaciòn de la causa de su muerte.
Lo que hasta ahora se ha podido determinar es que las balas no han alcanzado ningún órgano vital que pudiera ocasionarle la muerte en el acto, aunque si han hallado un orificio por el cual pudo haberse desangrado. La fecha exacta de su muerte no podrá conocerse hasta dentro de varios meses, pero se ha abierto 4 hipótesis: que ha muerto en el acto, por shock, por inflamación de los órganos o por hemorragia.
Según se puede extraer en los relatos de Benito Perez Galdós, en sus "Episodios Nacionales", relatos de la hitoria de España de entonces, con la masonerìa, el capítulo "EL FUNERAL DE PRIM"
"El mismo día, tempranito, habíamos ido los cinco a los funerales
masónicos que se hicieron al General en la basílica de Atocha.
Aunque yo y mi amigo de hospedaje y periodismo no teníamos
vela en aquel entierro, nos agarramos a los faldones de Nuevo,
Córdoba y Santamaría, para colarnos en el sacro recinto y en la
capilla que los atrevidos masones convirtieron por un buen rato
en logia o taller. Nunca vi cosa semejante, alarde atrevidísimo de
licencia cultural.
En los tiempos que corren, aquel acto habría
sido la más escandalosa de las profanaciones, merecedora de los
tizonazos del Infierno.
Yacía el cadáver del héroe de los
Castillejos en una capilla de las primeras a mano izquierda,
descubierto en su caja bronceada. De la otra parte del templo
venía el tintín de campanillas, señal de misa, y se oían pisadas y
carraspeo de viejas. Los masones, que eran unos treinta,
pertenecientes al Gran Oriente Nacional de España, dieron
comienzo a la ceremonia, sin que nadie les estorbara en los
diferentes pasos y manipulaciones de su extraño rito."