lunes, 21 de junio de 2010

El misterio de los hombres congelados que volvieron a la vida

Fuente: Yahoo.es Fecha: 15-06-2010

En el invierno del año 2001, la temperatura corporal de una niña pequeña canadiense llamada Erica Norby cayó a 16ºC, después de que saliera al exterior vestida únicamente con un pañal y permaneciera varias horas a temperaturas bajo cero.

La lógica establece que la niña debería haber muerto, y sin embargo se recuperó completamente una vez que la reanimaron.

Por Miguel Artime.

No es el único caso. En el año 2006 el montañero japonés Mitsutaka Uchikoshi fue descubierto con vida 23 días después de quedarse dormido en una montaña nevada. Cuando le encontraron, su temperatura corporal era solo de 22 ºC. Milagrosamente sobrevivió.

Ahora los científicos tratan de explicar este misterio.

Un reciente estudio realizado por científicos estadounidenses ha descubierto que las levaduras y los gusanos pueden sobrevivir a la hipotermia si se les somete a una fuerte privación de oxígeno. Estos seres logran la proeza retardando temporalmente los procesos biológicos que sustentan la vida.

Curiosamente, si simplemente se somete a las levaduras y gusanos a una fuerte caída en las temperaturas, el 99% de los especímenes muere. En cambio, si se les priva de oxígeno antes de someterlos al frío intenso, sobreviven el 66% de los hongos y el 97% de los nematodos.

Esto podría explicar el misterio de los humanos congelados, clínicamente muertos, que vuelven a la vida tras ser reanimados. Tal vez, la niña canadiense y el montañero japonés lograron de algún modo reducir su consumo de oxígeno.

Mark B. Roth, del Centro Fred Hutchinson para la Investigación del Cáncer en Seattle, cree que el efecto protector que aporta la privación de oxígeno se explica por el modo en que esta detiene los procesos biológicos antes de que aparezcan inestabilidades peligrosas.

Cuando se aplica la reanimación, los procesos se reanudan justo donde se detuvieron.

Entender la conexión entre la reducción de oxígeno y temperatura podría ser de mucha utilidad para que los órganos humanos empleados en transplantes se mantuviesen sanos mucho más tiempo.

El objetivo final de la investigación es aplicar esta técnica a pacientes en estado de shock físico (por ejemplo personas que han sufrido un ataque cardíaco o una grave pérdida de sangre) para incrementar sus posibilidades de supervivencia.

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